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Relato Travesti Flavia Barizan - Química con Flavia Barizan, toda una gata en barrio de Salamanca de Madrid.


RELATO TRAVESTI: Flavia Barizan - Química con Flavia Barizan, toda una gata en barrio de Salamanca de Madrid.
Autor: badmotor2008

Mi encuentro con Flavia Barizan tuvo lugar en verano de 2016. La camaleónica brasileña lleva unos años por España. Sigo sus pasos desde hace tiempo pero no habíamos coincidido en la misma ciudad en un mismo momento. No se cuenta demasiado sobre ella. Aún así, hacía tiempo que deseaba conocerla. Estaba convencido de que valdría la pena y mi instinto no suele fallar. Escapada de varios días a Madrid. Veo que atiende en un conocido piso del barrio de Salamanca. Aunque no me gustan las agencias, con Flavia hago una excepción. Contacto con ella un día antes de la cita. Me explica servicios y tarifas. Tras colgar, no tengo claro si es ella la persona que estaba al otro lado del teléfono. Cosas de las agencias.

Final de la tarde del día siguiente. Marco el mismo número y confirmo que la persona que me atiende hoy es otra. Sigo sin saber si se trata realmente de Flavia, pero me da igual. Digo que puedo estar allí en 45 minutos e insisto en que solo estoy interesado en Flavia. Si llego al piso y la brasileña no está disponible, me iré. Me aseguran que Flavia me atenderá. Limpio y duchado, salgo hacía la zona. Localizo el portal y subo. Me recibe un chico y le digo que he quedado con Flavia. Me conduce hasta una habitación y me pide el dinero. Pago la hora, aunque no me gusta hacerlo sin haber visto aún a la chica. El chico sale del cuarto y cierra la puerta. Me quedo a solas y observo lo que hay a mi alrededor. La habitación está limpia y ordenada. Las instalaciones del piso son más que correctas. Cama grande en el centro y espejos en las paredes. Inodoro, bidet y cabina de ducha. Buena iluminación artificial. Vamos, que se ve todo perfectamente. Pantalla plana colgada en la pared. Por cierto, con peli porno en marcha. Me siento un poco raro. Al no recibirte la chica, todo es un pelín frío. Me quito una parte de mi ropa y me pongo cómodo. Cojo un botellín de agua de la neverita y me tumbo en la cama. La espera me pone un poco nervioso. Pienso en Flavia. Sus cambios de look son frecuentes y me excita bastante no saber qué Flavia me voy a encontrar. ¿Será rubia?... ¿Será morena?... ¿Llevará el pelo rojo?

Tras esperar unos diez minutos, pican a la puerta y entra en el cuarto un pedazo de hembra, insinuándose al caminar sobre sus tacones. La primera impresión es realmente buena. Flavia es más alta de lo que esperaba. Me levanto y nos saludamos con dos besos. De primeras, me sonríe. Buena señal. Lleva un picardías negro perforado, muy sexy. Baja éste, tanga amarillo. Lo veo perfectamente. Media melena lisa, color negro oscuro. En mi opinión, el look que más le favorece. Figura estilizada. Está más buena que en algunas fotos del pasado donde le sobraba algún quilito. Labios pintados en rosa intenso. Maquillaje negro. Uñas muy largas, diría que naturales. Es decir, son de ella. Cuidadas y sin pintar, a excepción de un efecto dorado en las uñas de sus dedos anulares. Diría que tengo ante mí la mejor versión de sus fotos.

Me pide ayuda para colocar una sábana desechable sobre la cama. Flavia se quita el picardías y se acomoda sobre el colchón. “Y bien. ¿Qué te gusta hacer?”... pregunta. “De todo”... contesto yo. Me gusta su mirada. Retiro mi camiseta y pego mi cuerpo al suyo. Sutilmente, acerco mi rostro y tanteo su reacción. Flavia abre su boca y me recibe con sus labios. Besa bien, con lengua. Se disculpa porque lleva los labios muy pintados. Me da igual. “Ya me limpiaré”… le digo. Su boca es deliciosa. Grande y con unos dientes perfectos. Meto mano a sus maravillosas tetas. Buen tamaño y blandas al tacto. Recorro su cuello con mi lengua. Lamo sus pezones. Los chupo. Flavia me mete mano por encima del bóxer, comprobando que me tiene contento. Más besos. Se quita el tanga amarillo, quedando desnuda del todo. Yo la sigo. “Mmmm. ¡Qué polla más gorda!”... dice algo sorprendida. Acaricia con sus femeninas manos. Agarra fuerte y las mueve arriba y abajo. Parece que le gusta. Miro de reojo a su entrepierna, comprobando que su polla está en semi-reposo. Sigo centrado en sus carnosos labios y sus tetas practicamente perfectas. Mientras tanto, ella masturba nuestras pollas con sus manos. Cuando vuelvo a bajar la mirada, compruebo que su polla ha crecido. “Chúpamela”... dice al ver que se la estoy mirando. Tenía ganas de hacerlo, pero escuchar sus palabras hace que solo quiera sentirla en mi boca. Bajo mi cabeza al tiempo que Flavia se tumba boca arriba. Empiezo con varios lametones. Envuelvo su punta con mis labios y juego con mi lengua. No puedo aguantar más y me la trago entera. Flavia empieza a gemir muy fuerte. Se pone realmente cachonda cuando se la comes. Ya con dureza total, compruebo que va bien de tamaño. Es de esas pollas que multiplican su tamaño en erección. Buena sección y bastante recta, salvo una leve curvatura hacia arriba. Me la trago entera, sintiendo sus pelotas chocar con mis labios. No quiero otra cosa que hacer garganta profunda. Y Flavia parece encantada con ello. Sujeta mi cabeza con sus manos y pasa a dirigir la mamada. Abro bien mi boca y me dejo hacer. Saco su polla de mi boca y escupo sobre ella. La golpeo contra mi lengua una y otra vez. Me pone sentir su dureza. Flavia se calienta. Se mueve en busca del 69. Agarra mi polla y se la traga. Chupa bastante bien. Tumbados de lado, nos damos placer mutuamente. De vez en cuando, miro hacia ella para verla en acción. La visión es muy morbosa. No abuso de ello para no irme antes de hora. Me concentro en introducir su polla en lo más profundo de mi garganta.

Dejamos el 69. Momento de dar un paso más. “¿Te follo?”... pregunta Flavia de manera un tanto retórica. “Claro”... respondo yo. Sonríe maliciosamente. “Ponte a cuatro patas”... añade la brasileña. Ha decidido como tomará mi culo y sus palabras son órdenes. Me coloco en posición, muy excitado y sin dejar de pajearme. Flavia se enfunda y lubrica ligeramente. Inserta la punta de su misil en mi agujero, lleva sus manos a mis caderas y empuja. Penetra con suavidad y sin ningún problema. Leves movimientos de acoplamiento y empieza a bombear a buen ritmo. Pega su cuerpo al mío. Siento el roce de sus tetas en mi espalda. Agarra mi polla con su mano y masturba. Me tiene palote total. Giro la vista a la izquierda y veo nuestros cuerpos en el espejo de la pared. La visión de Flavia taladrando mi culo es puro morbo.

Cambiamos de posición. Me quiere follar de frente. Yo encantado. Mientras me encula, agarro sus tetas y pellizco sus pezones. “Estoy muy cachonda. Si sigo dándote me correré”... escucho. “No te cortes”... respondo yo. “¿Me darás un regalito?”... pregunta ella. “Por supuesto. Si te corres en mi boca, tendrás regalito”… añado cada vez más cachondo. Deja de follarme y se tumba otra vez boca arriba. Recién salida de mi culo, meto su polla en mi boca. Mamo lo mejor que puedo. Gime cada vez más. Busco sus pezones con mis dedos. Pellizco y retuerzo. Como le gusta, decido morderlos. Ella se pajea a buen ritmo. Sus manera de gemir anticipa su inminente corrida. Cambio pezones por polla, envolviendo toda ella con mis labios. Llegan sus espasmos y el calor de su descarga calentita inunda mi boca. Me encanta recibir su leche directamente. No la veo, pero la siento. Y la saboreo. Una vez cesan sus temblores, succiono para extraer hasta la última gota. Su descarga es copiosa y de consistencia muy espesa. Juego con su leche dentro de mi boca. La paso de un lado a otro y la mezclo con mi saliva. Saboreo su delicioso néctar una vez más, y me lo trago. La dejo seca y bien limpia. Tanto, que no necesita ni toallitas.

En cuanto se recupera, me siento sobre sus piernas. Ella sigue tumbada boca arriba. Me pajea sin dejar de mirarme a los ojos. Me excita ver mi polla entre sus preciosas manos. La escena me pone realmente cachondo. Llevo una de sus manos hasta mi pezón. Se da cuenta de lo que quiero y empieza a pellizcarlo. Con una mano en mi polla y la otra en mi pezón, me lleva directo al orgasmo. “Qué polla más guapa tienes. Me encanta”... susurra sin dejar de masturbar. Entre temblores, empiezo a soltar semen. Flavia agarra mi polla y dirige la descarga hacia su vientre y sus tetas. Me encanta ver mi leche esparcida en su bronceada piel. Quedo exhausto y sonriente por el masaje con final feliz que me acaba de regalar Flavia.

Tras limpiarnos con papel y toallitas, nos tumbamos en la cama. Buen rollo y buena charla. Estamos tan cómodos como practicando sexo. Flavia se muestra cercana y cariñosa. Acaricia mi cuerpo mientras conversamos. Lamentablemente, el tiempo pasa volando. Pido permiso para ducharme en la cabina hidromasaje. Mientras me ducho, Flavia no deja de mirarme. Me resulta excitante sentirme observado a través de la mampara transparente. Seco mi cuerpo, me visto y le doy su regalo. Se lo ha ganado. Flavia abandona el cuarto un instante y regresa para acompañarme hasta la puerta. Nos despedimos con dos besos, esperando volver a cruzarnos. Esta vez, me gustaría un encuentro en otras circunstancias. Según me dijo, en Barcelona atiende en piso particular.

Dejo una de sus fotos que más me gustan. Pertenece a un book que se hizo antes de ser rubia. Flavia ha rescatado aquellas fotos para sus anuncios actuales. Por cierto, la encuentro especialmente seductora en aquella sesión. Con ese look me recibió el año pasado. Lo único que echo en falta en aquella sesión de fotos son los tatoos de sus hombros que tan bien le quedan. La estrella negra y los labios rojos.


Added on October 11, 2017 at 12:00 am

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